HISTORIA

De pequeña, siempre me encantó la sensación de la tierra bajo mis pies: hierba, arena, lo que fuera. Pero encontrar zapatos que mantuvieran esa conexión natural era casi imposible; todo se sentía demasiado pesado o caro. En un viaje a las Barrancas del Cobre, hogar de los legendarios corredores Tarahumaras, un amigo cambió mi camino. Insistió en comprarme unas sandalias de neumático, incluso cuando me negué. "Quédatelas, tíralas, haz lo que quieras", dijo. Al principio no las toqué, pero cuando finalmente me las puse, me enganché. Durante tres años, usé dos pares, encantada con la resistencia y la libertad de las suelas de neumático reciclado, y saber que estaban hechas de materiales reutilizados hacía que cada paso se sintiera aún mejor. Pero quería más: cuero genuino, artesanía experta y esa misma suela de neumático duradera, ahora con cobre tejido desde el principio para conectarnos con la energía de la tierra. No pude encontrar nada igual, así que me asocié con artesanos de Nuevo Casas Grandes para crear las mías. Mis amigos empezaron a pedirme sandalias, y así empezó todo. Leer "Born to Run" me abrió los ojos a la importancia de las sandalias minimalistas: permiten que los pies se muevan con naturalidad, fortaleciendo pies y piernas, reduciendo lesiones y manteniéndote conectado con el suelo. Ahora, un año después, la gente comparte comentarios increíbles: quienes tienen lesiones de espalda, dolor de rodilla u otros dolores encuentran alivio, sienten menos dolor e incluso descansan mejor por la noche, lo que me impulsa a seguir adelante. Estas sandalias no son solo calzado; son salud, libertad y conexión con la naturaleza. Pruebo cada par yo mismo, recorriendo los escarpados senderos de las Barrancas del Cobre, pero también las uso para todo: pickleball, construcción de paneles de yeso en obras, trabajo, diversión, bodas, baile. Ahora son mis zapatos de diario, hechos tan resistentes como la tierra que los inspiró.